Estaba empezando a pensar que España (y en concreto la administración española) era el único país que tenía la obsesión de utilizar Comic sans. ¡Pero no!. No sé si alguno de los lectores ha visto la serie "Marco", un pobre desgraciado de expresión anodina que deambulaba por el mundo buscando a su madre acompañado por un mono. Pues bien, él hizo famosa la frase de "De los Apeninos a los Andes", y es el símil perfecto para explicar nuestro caso, pues vamos a hacer prácticamente el mismo viaje.
Comic sans, viaja de la administración española a la chilena, y como no encuentra a su madre (Vincent Connare, que está miles de kilómetros más arriba y no sabemos si vota a elefantes o burros (por saber si existe alguna posibilidad de que baje a montarse una juerga y encontrar a su hijo o quiere poner más fusiles en la frontera mejicana)) se dispersa por Santiago haciendo estragos en la administración chilena.
Pasó por la universidad y la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICYT), tal y como comenta Germán Poó en su blog, donde hizo estragos antes de que le dieran una explicación de porqué se inventan letras en medio de las siglas. No sé el pueblo chileno, pero yo no querría una tecnología que su representación tipográfica fuera Comic sans.
Más tarde, aprovechó a pasarse por los tribunales de justicia, dando su toque mágico a algo tan serio como una demanda de violencia interfamiliar. Tremendo eso de poner en un tipo informal algo como "que si quería podía tomar un cuchillo y cortarme el cuello...", uso tipográfico más adecuado de alguien que tenía poder hace algunos años en Chile que de alguien que se toma el concepto de Justicia en serio. Para ser consecuentes con el tipo de letra escogido se podría añadir en el escrito algo así como: "apenas recibió palos y sólo tiene tres costillas rotas". (fuente del escrito: Oh! y ahora ¿quién podrá defenderme?)
Es una lástima. Comic sans no encontró a su mamá; y es una pena, porque si la encontrara, se la llevaría a casa y sólo la veríamos en casos puntuales como por ejemplo, una nota en la nevera de su mamá, único caso en este post en el que estaría justificado su uso.
Nota: Tampoco tiene desperdicio el pedazo de aplicación de imagen corporativa del CONICYT.